¿Te gustaría saber cómo avalar una hipoteca? En Legaling queremos que conozcas todos los detalles que necesitas conocer para poder Avalar una hipoteca de manera segura. Este es un procedimiento de algo de riesgo que puede llegar a traer varias consecuencias negativas; no obstante, en este artículo te daremos algunos tips y consejos que te ayudarán a minimizar cualquier riesgo.
Avalar una hipoteca: Qué es y qué significa
Antes de contarte más detalles que te ayudarán a avalar una hipoteca, primero debes entender con exactitud qué significa este procedimiento. En primera instancia un aval se refiere a un contrato por el cual una persona física o jurídica asegura cumplir las obligaciones de pagar la deuda de otro individuo si este último no lo hace.
Básicamente es un compromiso donde un tercero asumirá los pagos de una deuda que tenga algún miembro de la familia o un amigo cercano con el banco. Como ya podrás estar intuyendo, los riesgos de este contrato son sumamente amplios pues tienes que asumir la responsabilidad de otro si este no puede o quiere pagar las deudas a la institución bancaria.
Aunque tiene bastante riesgo, un avalista es una figura recurrente durante las concesiones de grandes sumas de dinero provenientes de una entidad bancaria a un titular de un préstamo.
Cuando un banco concede un préstamo hipotecario, sobre todo cuando se trata de sumas considerablemente altas, la entidad necesita una serie de garantías que le permitan recuperar dicho préstamo más los intereses que hayan establecido las partes involucradas.
La solvencia es sumamente importante y para que la entidad pueda conceder el préstamo hipotecario, necesita asegurarse que obtendrán de vuelta el dinero; el avalista representará una vía para cumplir con este objetivo si el titular no puede hacerlo.
No obstante, avalar una hipoteca no es tan sencillo como asegurarle al banco que pagarás por el titular; tiene que cumplir con una serie de condiciones que realmente permita que la entidad pueda otorgar esta concesión. Hay que recordar que en caso de impago, el avalista responderá con todos sus bienes presentes y futuros hasta saldar la deuda.
Pero como dijimos antes, para evitar cualquier tipo de situación negativa, los bancos solicitan que los avalistas cumplan con una serie de requisitos; esto quiere decir que no cualquiera puede tener esta posición.
Quién puede volverse un avalista
Muchas personas seleccionan a miembros de sus familias como avalistas; no obstante, este puesto no puede obtenerlo cualquiera. El banco le exige a este tercero la capacidad de pago como si fuera el titular del préstamo.
Entre los requisitos necesarios para poder volverse un avalista está contar con ingresos que sean suficientes y estables. Es decir, hay que demostrar tener la capacidad de hacer frente a las deudas incluso si las mismas son de un monto considerable.
Por otro lado, para avalar una hipoteca la persona debe tener poca o ninguna deuda de pago con otras entidades bancarias; este es un requisito fundamental si se quiere que un banco acepte la propuesta de avalista indicada por el titular. No debe tener ningún tipo de deuda, sobre todo si es hipotecaria.
Contar con un gran nivel patrimonial. Esto significa que la persona que actuará como avalista debe poseer a su nombre varios inmuebles libres de deudas o cargas; lo que significa que estos bienes deben estar completamente pagados.
Lo interesante es que esto podría funcionar como una garantía, es decir, si todo va de manera incorrecta y no hay forma de completar la deuda de manera monetaria, el avalista podría pagar dicha deuda con un patrimonio a su nombre.
Por último pero no menos importante, los avalistas deben ser mayores de edad; es por esta razón que muchos optan por postular a sus padres o tíos. Cabe aclarar que los avalistas, al igual que los titulares, deben estar completamente informados sobre las condiciones del préstamo y estar dispuestos a asumirla.
Cuáles son las consecuencias
Como hemos repetido en varias ocasiones, avalar una hipoteca significa que en caso de impago, el avalista será quien asumirá todas las deudas del titular y deberá solventar la falta con bienes a su nombre o de forma monetaria; no obstante, para que este hecho llegue hasta dicho punto, se tiene que demostrar que el titular no puede solventar la deuda ni con su sueldo ni con su patrimonio.
Es en este punto donde el avalista entra en acción y asumirá el pago de las cuotas mensuales que establece el préstamo entre la entidad y el titular original; incluido los intereses de demora que probablemente se generaron debido al retraso. Todas las consecuencias legales y las obligaciones de pago serán asumidas por el tercero.
Uno de los problemas que puede ocurrir es que la deuda sea demasiada por lo que la entidad bancaria, en su derecho legal, procederá a embargar el sueldo o inmueble del avalista.
Por suerte estos casos extremos no son frecuentes debido a que la mayoría de los avalistas cumplen con los requisitos mencionados en el punto anterior. Por otro lado, existen varias maneras de avalar un préstamo, algunas indican que el tercero solo tendrá una responsabilidad parcial de pago.
La cantidad antes mencionada no sería el total de la deuda y permitiría que el avalista no sufra por completo de las consecuencias del impago por parte del titular original.
Otra consecuencia negativa al ser avalista es que si no se realiza el pago a tiempo, la persona puede reducir su capacidad de recibir un futuro préstamo o crédito; también estará en la base de datos que reúne los registros de todos los préstamos, avales y créditos realizados por los bancos en España, la Central de Información de Riesgos del Banco de España, mejor conocida como CIRBE.
¿Qué opinas sobre avalar una hipoteca? ¿Asumirías el riesgo? Respóndenos en la sección de comentarios y no olvides compartir este artículo en tus redes sociales.